Acabo de ver la película “Cadena de favores.” Es muy emotiva y deja una enseñanza de amor incondicional muy valorable.
Si cada uno de nosotros tuviera aunque sea la buena intención de hacer algo de valor, el planeta lo agradecería. Estamos llegando a una etapa en la que hay que elegir entre la vida y la muerte . Aunque la muerte nunca es una elección,(o sí, pero ese es otro tema) es más bien el paso a otras dimensiones de vida, según lo veo yo.
Si tomáramos esta escuela lúdica y a veces no tanto, que son la vida, el tiempo, la verdad veríamos qué valioso es el dar la vida. Y dar la vida por otro no significa morir. Simplemente ponerle la cara al viento y que él nos sacuda hasta el hartazgo.
La fortaleza juega un papel muy importante en esta escuela del vivir. Yo estoy seguro de que cada uno de los seres de esta tierra llega con tantas herramientas, muchas más de las que imaginamos. Una de ellas es la fortaleza. Nunca vamos a pasar por situaciones en las que no podamos poner el hombro y seguir, puño cerrado y avanzar.
Estamos en tiempos de Dios. Sí, yo creo que estamos atravesando momentos algo complejos en cuanto a las energías que se están moviendo. Como dije antes, todo lo que se intenta tapar sale a la luz en algún momento, tarde o temprano, más allá que lo quieras o no, se abre una puerta y muchas ventanas. Entonces tenemos la esperanza de seguir en este camino. Inhalamos amor, exhalamos angustia. Inhalamos bondad, exhalamos maldad. Y así empieza la cadena de reciclaje.
Lo que intento expresar es que todos somos únicos, conectados por un mismo sol, y a la vez somos herramientas del universo, por nuestros cuerpos atraviesan energías que pueden ser densas o etéreas, según nuestro estado de ánimo. Pero cuanto más respiremos conscientes del amor que ingerimos y la angustia que sacamos, nos volvemos más sabios, más humanos y divinos.
Porque todos somos eso, divinos en una coraza humana. Entonces tenemos el poder de cambiar nuestro propio mundo, y volverlo más amable para nosotros y los que nos rodean. Somos capaces de elegir cómo querer vivir.
A mí la vida me llenó de palabras en el paladar, que son emitidas con el peso de la verdad. El único verso que se repite siempre con diferentes matices es el universo.
Puede que todo esto suene a locura. Pero como dijo el poeta Rodríguez: “hay locuras que son poesía, hay locuras de un raro lugar, hay locuras sin nombre, sin fecha, sin cura, que no vale la pena curar”.
¿Qué hay de verdad y qué hay de verso? Pues pensemos que la verdad es la contrapartida de la mentira. En definitiva las dos pertenecen a la misma moneda. Toda moneda tiene dos caras. El amor es la contrapartida del odio. El Ying y el Yang. No he descubierto nada nuevo. Solo transcribo lo aprendido.
Por otro lado, tanto la luz como la oscuridad son necesarias y podemos amar en equilibrio ambas partes de la verdad. Esto no quiere decir que tengamos que ser malos o buenos, simplemente saber que ambas partes están y son solo “eso.” Sin valor agregado, tanto la luz como la oscuridad son “eso” y de “eso” es de lo que aprendemos día a día. Luego la escala de valores es diferente para cada uno. Y todos tenemos derecho a valorar las cosas según nuestra experiencia.
Yo tuve una escuela, la vida. Sigo aprendiendo. Seguiré eternamente esta carretera y no andaré “al costado del camino”. Siempre que pueda, te daré una mano y si necesitas que ponga el pecho para defenderte, también lo haré.
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Hace 11 años