El mundo está en un cambio continuo, nada es estático. Algunas cosas cambian más precipitadamente que otras.
Antes de la aparición de Internet, los servicios para citas a ciegas se generaba a través de los clasificados de alguna revista del corazón o, algún amigo/a con intención celestina nos presentaba al candidato/a que, según su criterio encajaban con nosotros. También podíamos contar como servicio para citas, a las consultorías que empezaron a aparecer a fines de los 80’ en la Argentina. De repente fue el boom de los encuentros de solos y solas. No era muy difícil encontrar el lugar donde uno iba a conocer “el amor de su vida.” Las fiestas con intención de encontrar al ser deseado.
Esto tuvo lugar debido a una gran demanda de la gente. Se empezaba a sentir la soledad, de alguna manera, las relaciones habían cambiado. El afecto se volvió codiciado, los códigos, las búsquedas dieron un vuelco de 360°. La gente empezaba a hablar diferente de lo que quería. Empezábamos a querer otras cosas. Con nuevos códigos, las relaciones también tenían que cambiar.
Se hospedaron entre nosotros nuevas tendencias y nuevas formas de demanda. Los servicios para citas era algo que fue creciendo considerablemente, a tal punto, que cuando se instaló en lo cotidiano la ventana de Internet, no tardó en aparecer lo que llamamos Chat. Una nueva palabra para el vocabulario castellano. De repente era tan fácil conocer a la persona que deseamos, que las posibilidades eran infinitas. Una persona podía pasarse el día entero frente a la computadora, citándose ciegamente con tanta gente, que para algunos se transformó en un vicio. O sea que las posibilidades de enamorarse parecían aparecer en un abrir y cerrar de ojos. Solo que empezamos a darnos cuenta que no era tan así.
Si, la gente se encontraba. Si la gente se gustaba. Pero realmente ¿se enamoraban?
Tantas cosas diferentes empezaron a pasar a partir de que la gente se tornaba virtual: el chat pasó a ser uno de los nuevos servicios para citas por excelencia y dejamos de ver la vida como era hasta entonces. Ahí se produjo un nuevo cambio en las relaciones. Ya los chicos del año 2000 crecieron en la nueva era de internet. Empezaron a relacionarse a través de la computadora, y los códigos otra vez habían cambiado. Y lo siguen haciendo hasta el día de hoy. El uso de la computadora, de internet, ya es algo que tenemos tan incorporado, que hemos olvidado cómo era la vida sin esta nueva tendencia.
Ya los servicios para citas, como las consultorías resultaban caras y poco efectivas a la hora de conocer gente.
A todo esto hay que agregarle el chat telefónico que fue un recurso implementado poco antes de la aparición masiva de internet, y actualmente sigue teniendo vigencia.
El hecho de encontrarse con una persona citada, no da la pauta de que uno se va a enamorar. El enamoramiento viene más por una predisposición que por un encuentro. A veces los chats crean relaciones liquidas que se diluyen en el tiempo, pero bien vale la pena intentarlo. Todo lo que hace bien para el alma, atrae mejorías en la vida. Mientras estos nuevos servicios para citas nos sean útiles y no perjudiciales, entonces tenemos una nueva herramienta. Como toda herramienta hay que saber usarla, y si todavía no se encontró la forma, se inventa.
Como todo lo que surge en el mundo, el chat ha tenido su comienzo pero no sabemos su fin. O si tiene algún fin.
En definitiva, el único fin posible que le encuentro es el de sustituir los servicios para citas que tradicionalmente conocemos. Aunque mucha gente prefiere ir a lo tradicional.
Para los adolecentes de hoy, el chat es algo de lo más común del mundo. Lo utilizan en forma habitual para crear todo tipo de relaciones. Algunas relaciones se transforman en amistad, otras pueden ser un poco más profundas. Sin embargo la mayoría de las veces, las relaciones pasan a ser virtuales. O sea que uno habla periódicamente con esas personas a través de la palabra escrita y es probable que nunca llegue a encontrarse con esas personas. Esto genera también nuevas sensaciones.
Quizá el chat dejó de ser uno de los servicios para citas, quizá no. Es más un generador de ilusiones. La gente se predispone a sentir frente a la computadora todo lo que le gustaría con respecto a otras personas, fantasea con la idea de…
Y así se forma un círculo que para algunos es difícil parar. Todo debido a una profunda soledad que tiene que ver con los tiempos vertiginosos en los que vivimos.
Todos deseamos ser amados y captados. Somos capaces de utilizar cualquier medio para que esto suceda. Y es bueno que el ser humano quiera ser amado por otros, tal vez lo que se puede discutir son los métodos que utilizamos para llegar a esto.
Pareciera como que en este momento del mundo la gente se aislara un poco más cuando mas necesitamos estar cerca.
Igualmente mantengo mi optimismo en que el mundo va a empezar a generar mejores relaciones entre los seres humanos, ya sea a través de los servicios para citas, o en el encuentro cotidiano con los otros.
Mi deseo es que todos empecemos a relacionarnos de la forma en que nos sintamos más cómodos, más auténticos y con un mejor dialogo para el entendimiento. A través de la salud y las cosas que nos hacen sentir bien.
El mundo puede ser un lugar hermoso si le ponemos ganas. Incluso las relaciones de a dos pueden mejorar, lejos de la histeria y de los conflictos.
Somos seres preparados para el amor. La vida nos dice continuamente que podemos mejorar nuestro modo de vida.
Si empezamos a vernos desde adentro, quizá ya no necesitemos los servicios para citas.
El famoso refrán dice que lo esencial es invisible a los ojos. Pero yo creo que lo esencial puede ser visible a los ojos de los que quieren ver. O sea, empecemos a citarnos desde el corazón que puede ver más allá que los ojos físicos, y seguramente las citas ya no serán tan ciegas.
Muchas gracias por sus 70.000 visitas!
Hace 11 años
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